CARNAVAL 2020 EN BOEDO

Boedo se hizo fiesta con el carnaval del Ciclón en Tierra Santa.

Por Florencia Castro.

San Lorenzo dio vida a una nueva jornada de Carnaval porteño en el corazón de Boedo, en Tierra Santa, en una noche mágica que rememoró las mejores épocas de Av. La Plata. De la mano de la Subcomisión del Hincha, en el año #11 de festejos en el barrio, pero en ocasión especial, las familias cuervas y los vecinos se hicieron presentes para vivir una noche de alegría para el recuerdo.


La imagen puede contener: comida

***

Fue un domingo especial, como un “domingo de cancha”, ahí, en el mismo lugar en donde se alzaba el gigante hace bastante tiempo atrás. 

Av. La Plata se vistió de gala; con los clásicos banderines azules y rojos que decoraban de punta a punta el ancho de la avenida y la gente llegando de a grupitos para ser parte del show histórico. Es que después de 40 años, el festejo de carnaval volvería a ser en el corazón del barrio.

Y así fue, porque desde las 19 horas, cuando se encendió la música y empezaron a llegar los primero corajudos, se comenzó a palpitar con la emoción a flor de piel otro nuevo paso de esta vuelta que tanto luchamos.
Fue posible por el voluntariado de siempre, el de la misma Subcomisión de cada marcha, de cada Asado, de cada Adhesión. Los que anoche pusieron todo para hacernos sentir de nuevo en casa.

Se hizo eco entre las paredes de lo que queda, de lo que fué, la música de Manzana Podrida, La Babosa, luego con "Pablo Sarcófago" Cano como invitado, además de los ensordecedores repiques de los tambores murgueros.

Para hacer honor a la Vuelta al barrio, se hicieron presentes los centro-murgas representativos de la zona, los de siempre, los vecinos: abriendo el camino hacia el escenario Los Cometas, para dar paso a Los Chiflados y dejar el cierre de la noche a La Locura. Todos de Boedo. Como San Lorenzo, anoche presente más que nunca con el alma del vecino más viejo, el Gasómetro querido.

La postal para el recuerdo será la más linda de todas: la de los niños corriendo en el predio que se vistió azul y rojo, con el escudo de fondo, en un guerra de espuma interminable. La de los niños sobre los hombros de sus padres mirando desde lo más alto el baile de cada murgón. Incluso la de los grandes que volvieron a ser niños, con los ojos empapados un poco por la emoción, un poco por esa espuma que algunos llaman nieve.

Y no faltaron los cantitos de cancha, como en las viejas épocas, con en las nuevas en el Bidegain, y el cantito eterno, el de cada Carnaval, que se oyó anoche más fuerte que siempre, ese que avisa que VAMOS A VOLVER. Con todo y para siempre.

Comentarios

Entradas populares